EL Abejorugo
Había una vez un cura. Y cada vez que pasaba el cura por al lado de un pastor que estaba tomando el sol en la calle decía:
-Buenos días abejorugo. –
Y el pastor que no sabía a qué venía eso del ‘abejorugo’, se limitaba a saludar de mala gana, sospechando que el cura se reía de él.
– ¿Será posible? Todos los días que pasa me dice abejorugo. –
Y su mujer que lo oye:
– ¿Dices que te dice abejorugo? A ese lo voy a apañar yo. –
Y como resulta que eran vecinos, no los separaba más que una pared de su corral. Dice la mujer:
-Seguro que ahora está tomando el sol en el huerto. Venga, ponte de burro que yo me suba encima, que lo voy a apañar. –
El pastor se agacha, se sube la otra encima y allí, al otro lado de la tapia, estaba el cura tomando el sol:
– ¡Señor cura! ¿Qué le dice usted a mi marido?

¡Cura curilla,
padre de mi Mariquilla,
cura curato
padre de mis tres muchachos.!
¿Mi marido abejorugo?
¡Un buen carnero
con dos buenos cuernos!

Y le dice el marido que la oye: -Venga, bájate que si tiene vergüenza bastante le has dicho ya.
Titulo de la ilustración: El abejorugo
Autor: Iñaki Tovar Picazo