«Umwelt» es una palabra alemana que designa el entorno que rodea a un animal. En 1909 el zoólogo Jakob von Uexküll le añadió un matiz definitivo. Desde entonces ―y no solo en Alemania― «Umwelt» es la parte del entorno que cada animal es capaz de percibir y explorar. Su «burbuja sensorial», para entendernos.
Como animales que somos, los humanos tenemos nuestro propio «Umwelt». Y, por cierto, aunque nos sintamos superiores al resto, muchos animales han desarrollado sentidos que superan incluso el alcance de nuestra imaginación. No obstante, nosotros tenemos más sentidos que los cinco que enumeró Aristóteles. Ahí, calladitos, están la percepción de nuestro propio cuerpo, «propiocepción», y también el sentido del equili- brio, «equilibrocepción».
Con este equipaje sensorial nos apañamos bastante bien, pero solo captamos una parte limitada de nuestro entorno. Ahora bien, nuestra burbuja sensorial no es siempre la misma. No es la misma cuando estamos encerrados en una habitación que cuando salimos a la calle, ni es la misma cuando paseamos por un bosque que cuando lo hacemos a la orilla del mar.
Hemos llamado a nuestra exposición «Umwelt» porque, en un entorno de montañas, nuestra burbuja sensorial cambia, se expande. No es necesario llegar hasta la cumbre para experimentar ese cambio, pero es en la cumbre donde el cambio alcanza proporciones vertiginosas. Los conceptos de arriba y abajo, las profundidades, la inminencia de peligro y de pequeñez, la percepción de la lejanía, la rotundidad del horizonte, la disminución de la presión e incluso la diferente composición del aire, son alteraciones que nos sacuden y nos convierten en seres temporalmente distintos.
Nos basta mirar a la montaña y ya se encargan nuestros ojos de emprender el camino de regreso a sensaciones guardadas y vivas.
Esta exposición es una invitación a escuchar juntos esa llamada.

Arturo Tendero