El Instituto de Segunda Enseñanza de Albacete en el contexto de la segunda enseñanza española (siglo XIX). Por Mercedes Vico Monteoliva, artículo publicado en Boletín de Información «Cultural Albacete», abril de 1988 (número 22)

La situación en España

      Sin ánimo de remontarnos a Quintana y Jovellanos sí es obligado hacer un marco referencial, un dibujo del estado de la cuestión alrededor de la Segunda Enseñanza pública en Albacete, una somera alusión al siglo XIX, ese inmenso Guadiana en el que afloran gobiernos liberales, se esconden ante el triunfo temporal de los conservadores, para volver a aparecer –legislando siempre unos y otros– pero sin dar tiempo, con frecuencia, a que las leyes evacuadas por los contrarios se pongan en marcha, y casi nunca a que se traduzcan a hechos. Un siglo de «Proyectos de…».

En el plano jurídico-administrativo –con sus innegables vinculaciones políticas y sociales–: las reformas de Javier de Burgos, el restablecimiento de la Dirección General de Estudios y el proyecto primero, publicación después, de un «Plan General de Instrucción Pública» (4 de agosto de 1836), junto con el comienzo de las medidas anticlericales, tendrán una fuerte repercusión en la instrucción española. El «Arreglo provisional de Estudios» de Quintana y el «Proyecto de ley sobre la Instrucción Secundaria y Superior» de 29 de mayo de 1838 –aunque tras su debate en las Cortes es retirado– también es necesarios citarlos.

En la época aludida –Regencia de María Cristina (1833-1840)– aparecen los primeros Institutos de Segunda Enseñanza en España, ahora bien, no todos los investigadores coinciden a la hora de establecer sus fechas de creación, puesta en funcionamiento e, incluso, su misma existencia1.

La Regencia de Espartero (1841-1843), con las alteraciones de las Juntas revolucionarias –por una parte– las medidas para el progreso de la enseñanza –por otra– y el fracasado, tras su discusión en las Cortes, «Proyecto de Ley sobre la organización de la Instrucción Secundaria y Superior» (del 12 de julio de 1841), sigue siendo tiempo de creación de centros de enseñanza secundaria.

A caballo entre ambas Regencias surge el Instituto de Segunda Enseñanza de Albacete: creado por la Junta en 1840 aunque la Real Orden es de 15 de mayo de 1841.

Con la mayoría de edad de Isabel II se organiza de nuevo el Consejo de Instrucción Pública y, con el «Plan General de Estudios» (17 de septiembre de 1845), se respalda legalmente el proceso y se da por terminada esta primera fase2 en la que según palabras de Antonio Viñao «… las creaciones de institutos se producen, de modo esporádico y ocasional, allí donde confluyen una serie de circunstancias favorables de tipo particular o específico de cada lugar y, en todo caso, una serie de peticiones de diputaciones, ayuntamientos, sociedades económicas o padres de familia, a veces promovidas y siempre apoyadas por los jefes políticos…»3. En el caso de Albacete parece que fueron los padres de familia los peticionarios.

Ahora bien, muchos de los centros creados, no empiezan a funcionar hasta algún año después y, a partir de 1849, por razones económicas e ideológicas, se producirá una parada de este proceso de creación de Institutos de Segunda Enseñanza que llegará hasta la I República, renacerá aquí para caer en la Restauración y volverá a cobrar brío en la II República con 103 Institutos, muchos de ellos sustitutos de instituciones religiosas, especialmente de jesuitas. Vuelve a retroceder después de la guerra civil y a renacer –con otro marco– en la segunda mitad de los años sesenta.

¿Cuáles fueron las «concausas» de esta afluencia casi «masiva» de Institutos de Segunda Enseñanza?4

            Veamos: por una parte la educación secundaria desborda los límites estrechos en que se ubicaba en el siglo anterior.

Por otra, la burguesía ha crecido, ahora es más numerosa que la nobleza y el clero, depositarios y guardianes del saber en el Antiguo Régimen, en el que la segunda enseñanza estaba incluida en las Facultades menores de Filosofía o Artes, y la cursaban quienes iban a continuar en las Facultades mayores o pretendían el grado de maestro en Filosofía. Esta situación establecía una insalvable distancia entre los universitarios y los que se dedicaban a las armas. No digamos nada de las clases rurales y artesanas. En otras palabras, la enseñanza secundaria estaba subordinada a la universitaria y por tanto extraordinariamente restringida. Como apunta Peset todavía hoy se usa en España el nombre de «Bachiller» frente a los grados de «Licenciado» y «doctor» de las Facultades.

A pesar de la tradición de siglos –en los años de las regencias– se va despegando, aunque con dificultades, este tramo docente de las Universidades. Además ellas eran numéricamente insuficientes.

La financiación de esta etapa de la enseñanza se deja por parte del Gobierno central –a las provincias, es decir, a las diputaciones, lo que lleva a consolidar la separación. Hay una indecisión manifiesta que proviene del casi abortado «Plan del duque de Rivas» (1836): «En todo pueblo donde haya una o más facultades mayores, se establecerá precisamente un Instituto Superior, quedando a juicio del Gobierno el sujetar éste y aquéllas a un régimen y administración común o mantenerlos separados, según las circunstancias y la economía lo exigieren»5, (paradójicamente ese Plan alcanzará su máxima operatividad en la práctica administrativa posterior). Está desapareciendo la Facultad de Filosofía y en su lugar apuntando la Segunda Enseñanza, lo que ya se defendía más o menos, en planes literales anteriores6.

Con el Plan Pidal de 1845 se van a reconocer dos tipos de Institutos: 1) «Elementales» (enseñanza madre) y 2) «Superiores» (un cierto tipo de «Facultades menores de Filosofía» llamados de «primera clase» con secciones de ciencias y letras). En él se dice que: «La segunda enseñanza y la de ampliación constituyen juntas la Facultades mayores»7. Por otra parte Menéndez Pelayo defiende que «… el plan se hizo como en 1845 se hacían todas las cosas, con bastante olvido de las tradiciones nacionales, sin gran respeto a la entidad universitaria, enteramente desacreditada ya…; en suma: tomando de Francia modelo, dirección y hasta programas…»8. (Como se puede comprobar la «Pedagogía Comparada» estaba ya vigente a efectos ministeriales). A pesar de ello, respecto a los Institutos de Segunda Enseñanza, dice Simón Díaz que el Plan Pidal les dio «… personalidad definitiva …» y originó «… su creación allí donde aún no existían»… a veces cambiando el carácter de un centro docente anterior. Téngase en cuenta que en la primera mitad del siglo ha habido diez y siete Plantes lo que hace exclamar a Becerro de Bengoa «De todo se nos podía acusar a los españoles menos de no haber intentado establecer un Plan de Segunda Enseñanza acomodado a las exigencias de nuestra época y a las conclusiones pedagógicas»9.

Los Institutos españoles de Segunda Enseñanza creados entre 1835 y 1845 son los siguientes:

1. Palma de Mallorca (R.O. 25 agosto 1835)
2. Guadalajara (R.O. 17 septiembre 1837)
3. Murcia (R.O.   5 octubre 1837)
4. Santander (R.O. 20 junio 1839)
5. Tudela (algunos investigadores no lo recogen, otros sí, se supone creado en 1839)
6. Cáceres (R.O. 19 septiembre 1839)
7. Vergara (en realidad es una transformación del Seminario. 1840 (?)
8. Soria (O. 11 febrero 1841)
9. Burgos (O. 11 abril 1841)
10. Ciudad Real (O. 12 mayo 1841)
11. ALBACETE (R.O. 15 mayo 1841)
12. Córdoba (?) (O. 16 mayo 1841 de conversión del Colegio de la Asunción en Instituto de Segunda Enseñanza)
13. Lérida (O. 10 febrero 1841)
14. Jerez (R.O. 25 febrero 1842)
15. Vitoria (R.D. 11 septiembre 1842)
16. Oñate (R.O. 13 septiembre 1842)
17. Logroño (O. 26 octubre 1842)
18. Lugo (O. 30 noviembre 1842)
19. Sanlúcar de Barrameda (O. 8 noviembre 1842)
20. Jaén (R.O. 1 agosto 1843)
21. Cuenca (R.O. 5 octubre 1844)
22. Orense (R.O. 14 febrero 1845)
23. Segovia (R.O. 7 mayo 1845)
24. Alicante (R.O. 15 agosto 1845)
25. Pontevedra (R.O. 30 octubre 1845)
26. Badajoz (R.O. 13 noviembre 1845)
27. Gerona (R.O. 13 noviembre 1845)
28. Orihuela (R.O. 13 noviembre 1845)
29. Tarragona (R.O. 13 noviembre 1845)
30. Teruel (R.O. 13 noviembre 1845)
31. Figueras (R.O. 15 noviembre 1845)
32. Pamplona (R.O. 17 noviembre 1845)
33. Almería (1845) (?)
34. Baeza (1845) (?)
35. Barcelona (Plan 1845)
36. Huesca (Plan 1845)
37. Madrid-San Isidro (Plan 1845)
38. Madrid-Noviciado (1845, integrado en el anterior)
39. Oviedo (1845, integrado en la Universidad)
40. Palencia (Plan 1845)
41. Salamanca (1845, integrado en la Universidad)
42. Santiago (1845, integrado en la Universidad)
43. Sevilla (1845, integrado en la Universidad)
44. Toledo (1845, transformación en  Universidad menor)
45. Zaragoza (1845, integrado en la Universidad)
46. Valladolid (1845, integrado en la Universidad)
47. Valencia (1845, integrado en la Universidad)

La relación está hecha en función de la fecha que consta en la disposición legal que lo respalda (cuando la hay). Su orden no se corresponde totalmente con los establecidos por otros estudiosos del tema, que han utilizado a veces, también el criterio de la puesta en funcionamiento del Instituto.

El Instituto de Albacete

Quizás, la principal novedad de esta parte estriba en haber sido realizada, parcialmente, a partir de MEMORIAS sobre el Instituto de Segunda Enseñanza de Albacete (desde 1889 hasta 1894), curiosamente encontradas en el Archivo de la Casa de la Cultura de Málaga10.

De todos es sabido que el Archivo de Alcalá de Henares guarda los originales de los fondos de Instrucción Pública pero, precisamente por la burocracia de que hizo gala el siglo XIX no es extraño encontrar copias de los mismos en otros muchos lugares, así –siguiendo con Andalucía– también en el Archivo Universitario de Sevilla hemos encontrado los «Discursos» de apertura de curso de nuestro Instituto, a cargo de D. José Mª. Sevilla en 1859 y 186011.

Y, por supuesto, (ya dimos noticia de ello en dos trabajos de 1983) en Valencia hay un rico fondo documental12 que utilizamos en su momento.

En el Archivo universitario de Valencia existe una muy interesante documentación, producto, fundamentalmente, de la correspondencia entre el Colegio de San Pablo de esta ciudad –como centro coordinador de segunda enseñanza– (actualmente Instituto Nacional de Enseñanza Media «Luis Vives») y, por una parte el Ministerio de Fomento, vía Rectorado de la Universidad valenciana y Dirección General de Instrucción Pública, por otra los Institutos de segunda enseñanza de Murcia, Orihuela, Alicante, Castellón de la Plana, Albacete y las aulas de segunda enseñanza sitas en la misma Universidad13. Documentación especialmente abonada por los cuadros, relaciones y datos estadísticos exigidos a los Institutos en el artículo 96 del Reglamento de Segunda Enseñanza y en las Instrucciones de 15 de agosto de 1877.

Los orígenes

La Real Orden de 15 de mayo de 1841 «reconoce como «válidos» los estudios del Instituto Provincial creado por la Junta en 1840″14. A partir de este momento el Instituto de Albacete va a impartir –oficialmente– la docencia correspondiente a la segunda enseñanza y a la asignatura de Dibujo, específica ésta, de los llamados «estudios de aplicación»15.

Edificio y material

            Hasta 1931 se encuentra instalado en un antiguo convento de Franciscanos al norte de la ciudad16, compartiendo el mismo con un cuartel.

Cuenta con una magnífica Biblioteca, en instalaciones y número de volúmenes contenidos, abierta al público diariamente, que alterna su función con la de salón de actos, Cátedra de Dibujo y «Gabinete» de Física e Historia Natural.

Las aulas, llamadas normalmente «cátedras», tienen dispuestos los bancos de los alumnos en semicírculo, alrededor de la «cátedra», excepto una que adquiere la forma de anfiteatro. Se observa una notable escasez de medios materiales de primera necesidad como pizarras y mesas.

Junto con las dependencias propias de Dirección, Sala de Profesores, Secretaría y otras estancias del establecimiento, encontramos una torre de «regulares dimensiones» para la Estación Meteorológica, oficialmente establecida en este Instituto, con una dotación de aparatos en perfecto estado de funcionamiento.

El Gabinete de Agricultura, instalado en un local insuficiente, está además incompleto en lo que a material inventariable se refiere, aunque es de destacar una numerosa colección de semillas, tierras y abonos, otra mediocre de modelos agrícolas, un arado y algunos otros objetos de suma utilidad que no caben en el reducido local17.

La Cátedra de Dibujo, que abarca dos secciones. elemental y superior, dispone de un interesante número de modelos o láminas para la sección elemental y una selecta y muy completa colección de modelos en yeso para la sección superior.

Los alumnos

            En un total de 287 (1889-90) se encuentran repartidos de la siguiente forma:

120 estudiantes de matrícula oficial asistentes a las clases del propio Instituto.
130 en los llamados «Colegios incorporados», lo que se conoce con el nombre de «Enseñanza privada».
37 en la denominada «Enseñanza doméstica» (estudios domiciliarios).
Se incluyen, así mismo, como alumnos del Instituto a los procedentes de «Estudios privados» o «Enseñanza libre».

En la peculiar Cátedra de Dibujo los alumnos que se matriculan son prácticamente todos artesanos, que ni abonan derechos de matrícula, ni se atienen a cursos académicos.

Al final, estos datos numéricos apuntados nos indican que la proporción de jóvenes –en relación con la población total– que cursan la segunda enseñanza en Albacete no es inferior al de otras localidades, dependientes igualmente del Distrito universitario de Valencia y por tanto del Instituto de San Pablo –como Murcia, Orihuela, Alicante, Castellón de la Plana y la misma segunda enseñanza de la Universidad de Valencia– dado, además, el carácter especialmente agrícola de aquella ciudad18.

La mujer y la Segunda Enseñanza

            Felicidad Sánchez Pascua en su libro sobre El Instituto de Segunda Enseñanza en Badajoz19, creado cuatro años después del nuestro (número 26 de nuestra lista) aborda la situación de la mujer en su centro y las conclusiones no pueden ser más tristes:

De 1845 a 1900 sólo se han matriculado siete mujeres sobre un total de 7.014 alumnos y solamente una va a conseguir el grado de Bachiller… ¿Por qué esta diferencia de 1 a 1.000? Analicemos el problema:

La primera de las siete –previa autorización del Director General de Instrucción Pública (11 de diciembre de 1878)– pretende examinarse de Lengua Francesa (más tarde será directora y profesora de francés en un colegio de señoritas).

Las dos siguientes (1879 y 1889) cursarán asignaturas sueltas, fundamentalmente de  idiomas.

La cuarta «por libre», obtendrá en 1895 el título de Bachiller.

En 1900 las tres restantes estudiarán tan sólo Francés, «francés para sociedad» lo llamaba Galdós,  es decir  «labores propias del sexo» y es que ya lo dijo Carderera, M.: «preparar a la niña desde la más tierna infancia para sus ocupaciones futuras y cumplir el destino de la mujer es el objeto de los principios de su educación»20.

Pero, defendemos con Peset, «¿qué otra cosa podía decir, si años después todavía se escribe: «si a la mujer se la hace sabia y se la da además la libertad de emplear y lucir sabiduría, ¿quién velará por la fortuna y la educación de los hijos?, ¿quién por el buen orden de la casa, por la armonía interior, por el bienestar doméstico, único positivo de la vida?»21.

Muchos ejemplos hay a lo largo del siglo XIX que ilustran estas afirmaciones (incluso en el siglo XX) pero no es éste el lugar para traerlos a colación.

Ahora bien, en la segunda mitad de aquél se producen los primeros intentos por parte de los krausistas (después serán los hombres y mujeres de la Institución Libre de Enseñanza) para sacar a la mujer española de la situación de inferioridad en que se hallaba. Iniciativas de buena voluntad –convencidos de que la educación era el único camino– pero no siempre acertadas. Una de ellas son las «Conferencias dominicales sobre la educación de la mujer» celebradas, en la Universidad Central que se inician el día 21 de febrero de 1869. En el «Discurso» inaugural, el Rector, Fernando de Castro, no acertó a encontrar las «fórmulas regeneradoras» que buscaba: junto a la defensa de una cultura más extensa para la mujer, una preparación profesional y unos estímulos para «mantener su espíritu siempre vivo y abierto a todas las generosas aspiraciones y a todos los sentimientos elevados» defiende que el destino de la mujer en la vida y su vocación «es ser madre; madre del hogar doméstico y madre de la sociedad»22.

¿Y en el Instituto de Albacete cuál es la realidad de la mujer?

            Algunos trabajos hay que aluden de pasada o tratan con un cierto detenimiento los elementos personales de nuestro Centro23. En varios de ellos aparecen nombres de estudiantes, a veces la razón es su fama, o la importancia que llegaron a adquirir después en distintas parcelas de las ciencias y las artes, (así encontramos a Tomás Navarro Tomás (1884-1979) e incluso a Ramón Menéndez Pidal). Otras sí, se les nombra porque estaban allí, matriculados ese curso. Pero, en ninguno hemos encontrado un nombre femenino en el siglo XIX.

Por eso hemos hecho una consulta en este sentido –a los documentos que hemos tenido acceso– en los archivos arriba indicados, que se plasma en el cuadro adjunto.

EVOLUCIÓN DEL NÚMERO DE ALUMNOS (1887-1895)

NÚMERO DE ALUMNOS

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1887-88 V 118 77 57 252 33 2 55 11 51 5 13 41 55 28 6 12 25
H 0 0 0 0 0 0 1(1) 0 0 0
1888-89 V 119 60 40 219
H
1889-90 V 120 61 49 230 30 0 30 11 32 7 1 14 44 30 6 12 23
H 0 0 1(2) 0 0 0 0 0
1890-91 V 146 58 50 254 41 3 44 11 41 3 4 40 26 35 6 12 28
H 0 0 0 0 0 0 0 0
1891-92 V 137 65 51 253 43 14 53 4 9 49 32 34 12
H 0 0 0 0 0 0 0 0
1892-93 V 144 94 42 280 25
H
1893-94 V 146 89 53 288 ? ? 64 6 75 4 3 58 23 52 6 14
H 0 0 0 0 0 0 0 0 0
1894-95 V 126 69 195 11
H 0

Dos personas encontramos que pueden ser mujeres:

(1)    Amable Juárez Gallego con el número 35 de orden en el listado de certificaciones personales expedidas por la Secretaría de este Instituto durante el curso 1887-88. La certificación es del Grado de Bachiller. Aparece así mismo con el número 14 en la relación de «Alumnos aprobados en los dos ejercicios del Grado de Bachiller, con expresión de los establecimientos donde han hecho sus estudios, las fechas del último ejercicio y de la expedición del título durante el curso 1887-88». La del segundo de Grado fue el 15 de junio de 1888 y realizó sus estudios en el Instituto de Albacete solamente24.

(2)    Pompeya García López con el número 15 de orden en el listado de certificaciones oficiales le es expedida una de «P. 1, 2, 4 y 5» (Primaria: Latín y Castellano 1.er curso, Latín y Castellano 2º. curso, Geografía e Historia de España) y se le remite a Cuenca25.

En ninguno de los dos casos se puede asegurar –en rigor– si eran mujeres o varones dado que: 1) no hemos tenido acceso a las partidas de nacimiento; 2) delante de los nombres no figura Don, pero tampoco Doña; 3) era, hasta cierto punto, frecuente el dar a los varones nombres de mujer o «ambiguos» para intentar evitarles el cumplimiento del servicio militar.

N.B.: Con posterioridad a la realización de este trabajo hemos encontrado en la Biblioteca del «Instituto «San José de Calasanz» de Pedagogía» –en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas– un interesante manuscrito procedente del Museo Pedagógico Nacional (según sello en la primera página), sin fecha ni autor expreso, que bajo el título de «Mujeres que han hecho estudios en las Universidades e Institutos oficiales de España en los últimos años» nos ofrece –por orden alfabético de las ciudades donde se ubicaba el centro– el nombre, origen y materias cursadas por las estudiantes, entre 1872 y 1882.

El estudio del documento nos lleva a las siguientes conclusiones:

  1. Entre 1872 y 1882 estudian en nuestro Instituto de Segunda Enseñanza dos mujeres albacetenses:

– ELEUTERIA GIL Y MATEO, natural de Balsa de Ves que se matricula de 1874 a 1875 en las asignaturas de Latín y Castellano (primer curso) y Geografía. Se examina de Latín y obtiene la calificación de aprobado.

– MICAELA SALAZAR BAILLO, natural de Hellín. Consta su matrícula en Geografía durante el curso 1881-1882, pero no hay ningún dato más.

  1. Ninguna mujer, nacida en Albacete estudia –de 1872 a 1882– en otro Instituto o Universidad española, (realmente la movilidad que se aprecia –al comparar la ubicación del Instituto con el origen de las estudiantes– es mínima).
  2. El total de mujeres matriculadas en los Institutos de 2ª. enseñanza españoles en esta década es de 166: 18 en Gerona; 17 en Sevilla; 16 en Valencia; 15 en Barcelona; 9 en los dos de Madrid; 8 en Huelva; 7 en Cádiz; 6 en Baeza y Valladolid; 5 en Palencia, Santander, Tarragona y Teruel; 4 en Lugo y Murcia; 3 en Cuenca y Guipúzcoa; 2 en ALBACETE, Alicante, Almería, Badajoz, La Coruña, Málaga, Ponferrada, Vitoria y Zaragoza; 1 en Ávila, Bilbao, Cabra, Granada, Jaén, Jerez, Lérida, Mahón, Orense, Oviedo, Pontevedra, Salamanca y Santiago.
  3. De 1872 a 1876 sólo se matricularon 9 mujeres en toda España, luego Eleuteria Gil y mateo fue una de esas 9.
  4. 17 Institutos (contando los 2 de Madrid) tienen mayor matrícula que el nuestro, 8 igual y 13 menor número de mujeres estudiando.

1   Cfr. para esta parte GIL de Zarate, A. (1855): De la instrucción pública en España. Madrid, 3 vols.; VIÑAO FRAGO, A. (1982): Política y educación en los orígenes de la España Contemporánea. Madrid, Siglo XXI.
2
    Cfr. para toda ello a VELILLA BARQUERO, R. (1982): Génesis de los Institutos de Segunda Enseñanza. (1835-1845). Centre de publicacions intercanvi cientific i extensió universitària. Universitat de Barcelona.
3
    VIÑAO, op. cit. pg. 406.
4
   N.B.: Los hermanos PESET lo han estudiado detenidamente entre otros. cfr. PESET REIG, M. y J.L. (1974): La Universidad Española (siglos XVIII Y XIX). Despotismo Ilustrado y Revolución Liberal. Madrid, Taurus, pp. 581 y ss.
5
    PLAN 1836, arts. 35-36; Arreglo 1836, arts. 8-10. Cit. en PESET, op. cot. p. 583.
6
   Id.
7
    PLAN 1845, art. 8. GIL de ZARATE, A. (1855). op. cit. pp. 110-112; SIMÓN DÍAZ, J. (1959); Historia del Colegio Imperial de Madrid, Madrid, C.S.I.C., vol. II, pp. 223-224. Cits. en PESET, op. cit.
8
    MENÉNDEZ PELAYO, M. (1948). Historia de los heterodoxos españoles. Madrid, Ed. Nacional, VI. pp. 275-276. Cit. en SIMÓN DÍAZ, J.: op. cit. p. 223.
9
    BECERRO DE BENGOA, R. (1899-1900). La enseñanza en el siglo XX. Madrid, E. Capdeville, p. 228. Cit. en SIMÓN DÍAZ, J. op. cit. p. 224.
10    N.B.: Desde aquí quiero agradecer a Angela Caballero el haberme facilitado esta documentación. A saber:
– INSTITUTO DE SEGUNDA ENSEÑANZA DE ALBACETE. MEMORIA del curso académico 1889 a 1890 leída en la apertura del actual por Don Segismundo Rodrigo y Toledo, Catedrático-Secretario. Albacete. Imp. y Encuad. de J. Collado. (48 págs.).
– INSTITUTO… MEMORIA… 1890 a 1891… (71 págs.)
– INSTITUTO… MEMORIA… 1891 a 1892… por Don Elías Alonso y Alonso… Imp. y Encuad. de la viuda de J. Collado. (48 págs.).
– INSTITUTO… MEMORIA… 1893 a 1894… por Don Julio Carrilero y Gutiérrez… (48 págs.) (A.C.C.MA., Caja 56, folletos núms. 6, 7, 8 y 9).
11    SEVILLA, J. Mª. «Discurso inaugural del Instituto de Segunda Enseñanza de Albacete. 1859». Ed. Albacete, 1860. Imp. La Unión. SEVILLA, J. Mª.  «Discurso de apertura del Instituto de Segunda Enseñanza de Albacete. 1860». Ed. Albacete, 1861, Imp. La Unión. (A.U.SE.).
12     VICO MONTEOLIVA, M. (1983)»El Instituto de Segunda Enseñanza de Albacete a finales del Siglo XIX» en Escolarización y sociedad en la España contemporánea. (1808-1970). Actas del segundo Coloquio de Historia de la Educación, Valencia, pp. 289-302. VICO MONTEOLIVA, M. (1984) «La Segunda Enseñanza en Albacete a finales del siglo XIX» en Actas del Congreso de Historia de Albacete. Edad Contemporánea, vol. IV. Instituto de Estudios Albacetenses, Albacete, pp. 469-483.
13    N.B.: Concretamente en el número 2 de la calle de La Nave, donde hoy se ubica el Servicio de Publicaciones de la Universidad.
14    VIÑAO FRAGO, A. (1982): op. cit. pg. 399.
15    INSTITUTO DE SEGUNDA ENSEÑANZA DE ALBACETE. MEMORIA del curso académico 1887 a 1888, leída en la apertura del actual por D. Segismundo Rodrigo y Toledo, Catedrático-Secretario. Albacete. Imp. y Encuad. de J. Collado, pp. 8-9 (A.U.V.).
N.B.: En el Plan Pidal de 1845, todavía aparecen «entretejidas» la segunda enseñanza y la Facultad de Filosofía. A partir de Pastor Díaz (1847) es cuando se realiza el corte definitivo entre ambos niveles, titulándose los que lo cursan (5 años) Bachilleres en Filosofía al igual que los del Plan Sejias (1850). La Ley Moyano (1857) establece 6 cursos con un examen general al finalizar 2º. y una titulación de Bachiller en Artes. Orovio (1867) cambiará el examen general a 3º. y mantendrá la misma titulación al superar 6º. PESET, op. cit. pp. 591-592.
16    N.B.: El edificio data de 1485, está en la calle de Zapateros, pero ha sufrido tantos cambios que hoy es imposible reconocerlo. Afortunadamente se conserva un plano de 1869 que nos da buena idea de todas sus dependencias. Noticia y plano recogidos por GARCIA-SAUCO BELÉNDEZ, L.G., en ALBACETE 600 AÑOS, Museo de Albacete, Mayo 1982, pp. 59-60, y lámina nº. 149. (Fotografía de VICO MONTEOLIVA, S.).
17    INSTITUTO DE SEGUNDA ENSEÑANZA DE ALBACETE –Real Colegio de S. Pablo de Valencia– Escrito de D. Jaime Banús, de 22 de abril de 1890, como vocal Delegado para inspeccionar el Instituto de Albacete y aclarar unos hechos abusivos. 41 págs. (s.p.). Caja 1900, carpetilla 1890 (A.U.V.). N.B.: Entre la correspondencia existente en el Archivo U.V. encontramos la instancia de D. Vicente Molina Collado (de Albacete) de 13 de marzo de 1889, solicitando le sea expedido el título de agrimensor y perito tasador de tierras. Ibid. carpetilla 1889.
18    Cfr.: PANADERO MOYA, C. (1979) «Albacete a mediados del siglo XI: precios agrícolas y crisis de subsistencias en 1857» Rev. Al-Basit nº. 6, mayo, Albacete, pp. 93-127.
19    SÁNCHEZ PASCUA, F. (1985) El Instituto de Segunda Enseñanza en Badajoz en el siglo XIX. Badajoz, Departamento de Publicaciones de la Excma. Diputación, pp. 143-155.
20    CARDERERA, M. (1860) Guía del maestro de Primera Enseñanza, con un apéndice sobre la educación de la mujer, Madrid Imp. de Victoriano Hernández, 3ª. ed., p. 147. Cit. en Id.
21    SINUES, Mª. P. (1878) Estudios acerca de la educación de la mujer, Madrid 41, pp. 7-9. Cit. en PESET, op. cit. pp. 597 y ss.
22    CASTRO, F. de (1869) Conferencias dominicales sobre la educación de la mujer. Discurso inaugural…, 2ª. edic., Madrid, p. 5. Cit. en Id.
23    ZAMORA VICENTE, A. (1984) «Tomás Navarro, albaceteño ilustre», Cultural Albacete, Boletín Informativo nº. 2, Albacete, pp. 3-12; SÁNCHEZ SÁNCHEZ, I. (1985) «Periódicos y periodistas albacetenses», Cultural Albacete, Boletín Informativo, nº. 19. Albacete, pp. 3-16; SÁNCHEZ SÁNCHEZ, E. y MILÁN MIRALLES, A. (1986) «Apuntes históricos del Instituto de Enseñanza Media de Albacete (1839-1933)» Rev. Al-Basit, nº. 18, Albacete, pp. 47-61.
24    MEMORIA… 1887-88, op. cit., 32 Y 33.
25    MEMORIA… 1889-90, op. cit., p.28.
26    INSTITUTO DE ALBACETE, Caja 1900, carpetillas: 1889-1894, (A.U.V.).